Algunos ejemplos de bots son: los rastreadores web de los
motores de búsqueda de Internet, que recorren los sitios web de forma
automática y recopilan información de los mismos de manera mucho más rápida y
efectiva de lo que lo haría una persona.
Los bots "buenos" cumplen
los estándares de exclusión de robots, que los operadores de servidores pueden
usar para influir en el comportamiento de un robot dentro de unos límites.
Los
bots "maliciosos" se utilizan, por ejemplo, para recopilar
direcciones de correo electrónico con fines publicitarios, para hacer copias
masivas no autorizadas de contenidos web o para espiar de manera sistemática
las vulnerabilidades de software de los servidores con el objetivo de penetrar
en ellos. En las redes sociales, los bots se utilizan para simular la
interacción humana, hinchando artificialmente el número de visitas o
seguidores, o automatizando respuestas para posicionar mensajes o influir en
debates. Los denominados bots conversacionales son sistemas de inteligencia
artificial que simulan una conversación con una persona utilizando el lenguaje
natural.
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